La diversidad que hay en todas y cada una de las aulas nos encamina a diseñar y ofrecer contenidos y actividades flexibles y personalizadas a la realidad de cada alumno y alumna.
Según la OMS, más de una de cada cuatro personas presenta o presentará un trastorno mental a lo largo de su vida y suele iniciarse entre los 12 y 24 años. ¿El profesorado tiene los conocimientos necesarios para afrontar esto?
La inclusión es el proceso por el cual se ofrece a todo el alumnado un aprendizaje con las mismas oportunidades, independientemente de sus necesidades específicas.
Tenemos más de una inteligencia y hay más de una forma de aprender. Es decir, nuestro alumnado tiene un gran potencial que, como docentes, debemos ser capaces de desarrollar.
Coeducar significa educar ofreciendo la misma igualdad de oportunidades a todo el alumnado, teniendo en cuenta y respetando las diferencias de sexos y, sobre todo, valorándolas.
La mediación escolar consiste en trabajar CON la otra persona y no CONTRA ella para encontrar una manera pacífica y equitativa de resolver los conflictos en los centros educativos.
El personal docente que también es líder motiva mientras comunica, moviliza generando implicación y despierta sentimientos de respeto, agradecimiento y libertad entre su alumnado.
Niños, niñas y adolescentes deben vivir libres de intimidaciones y acosos y como docentes debemos posicionarnos en contra del mismo. Debemos tener herramientas y no mirar hacia otro lado.
«Los niños y niñas con TEA muestran dificultades en la comunicación, la interacción social, el juego, la imaginación y alteraciones sensoperceptivas» (Meltzoff y Borton, 1979).
El bienestar y la salud emocional del personal docente son fundamentales para un buen ejercicio laboral y un buen ambiente de aprendizaje en el aula. Es importante que los centros educativos reconozcan la importancia de apoyar al personal docente en el cuidado de su bienestar emocional y proporcionarles recursos y herramientas.
Las herramientas para la detección y el abordaje de las dificultades lingüísticas, como el TDL, son fundamentales en la educación para garantizar una detección temprana, una intervención oportuna y el apoyo necesario para promover el éxito académico y la inclusión de todo el alumnado.
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