La rabia y el enfado son emociones de la misma familia, pero el hecho es que no son exactamente lo mismo. De hecho, la rabia suele ser producto de un enfado un resulto y la mayoría de veces, las dos emociones conviven con nosotros. A través de la educación emocional, los niños tienen que comprender que experimentar rabia, ira o enfado es natural e incluso sano. Disponéis de muchos recursos que os ayudarán a trabajar estas emociones (los cuentos son una buena opción), pero hoy os queremos proponer cinco actividades y dinámicas para trabajar la emoción de la rabia en el aula.
1) Conocer la emoción. Ya sabéis que antes de saber gestionar una emoción, sea positiva o negativa, hay que conocerla de cerca y saberla reconocer. La primera actividad que os proponemos es la de hablar de las emociones de enfado y de rabia: qué situaciones os hacen enfadar, qué sentís cuando os enfadáis, qué sensaciones físicas os sobrevienen… Podéis plantear experiencias cotidianas e invitar a los niños a explicar cómo se sienten. Disponéis de cortometraje titulado Respira (es en inglés, pero cuenta con subtítulos en castellano) que os ayudará a explicar la rabia y os ofrecerá técnicas para gestionarlas de la manera más adecuada.
2) Un espacio para la reflexión. Si por el motivo que sea, la emoción del enfado y la rabia se manifiestan muy a menudo en los niños – porque así lo comunican ellos o porque observáis situaciones que la provocan en el entorno escolar – podéis organizar un espacio de reflexión que les permita manifestar lo que sienten cuando se enfadan y hablar sobre las situaciones que provocan estas emociones. Para hacer más gráfica la explicación podéis utilizar un globo que sirva de metáfora: la rabia contenida dentro del globo puede acabar haciendo que explote sino sabemos canalizarla. Es necesario que el globo se desinfle totalmente.
3) Dibujamos, pintamos, modelamos… ¡nos expresamos! Ya hemos visto que cuando hablamos de emociones, comunicar es primordial. Otra manera de fomentar la expresión de estas emociones negativas y la gestión de la rabia puede pasar por dibujar en un papel con lápices de colores. No es necesario que sea un dibujo que describa la situación vivida: ofreced al alumno/a las posibilidades de expresarse con libertad. Después, hablad sobre el dibujo, pero evitad que lo haga en términos negativos. ¡Girad la tortilla! También podéis pintar o bien modelar con plastilina, pasta o incluso arena. ¡Puede ser una actividad casi terapéutica!
4) Líbrate de la rabia. Otro ejercicio muy gráfico puede ser el de ayudar a los alumnos a liberar sus emociones de rabia a través de globos. De hecho, se trata de una actividad que también puede ayudar a los adultos a comprender y dejar ir las emociones más negativas. En primer lugar, después de describir lo que sienten, podéis pedirles que escriban un pequeño resumen de aquella emoción que está actuando como un obstáculo y que les hace sentir rabiosos o bien con ira. Poned el papel dentro del globo y llenarlo de aire. Salid al exterior y hacedlos volar para liberaros de la rabia, explicando que las emociones tienen que expresarse y salir al exterior. ¡La comunicación es un bálsamo muy reconfortante!
5) Técnicas de relajación. A veces se producen situaciones, dentro y fuera del aula, que nos hacen enfadar, nos hacen rabiar o experimentar ira. Aprender a relajarse es importante en muchos momentos de la vida, así que os proponemos dedicar cinco minutos a deshacer tensiones. Aseguraros que el entorno sea propicio: luz tenue, música agradable y si puede ser, cuerpo relajante (sobre una colchoneta o cojines). Ayudad a los niños a controlar su respiración y ofrecerles, de viva voz, la descripción de un paisaje relajante. Se trata de una técnica muy sencilla, pero efectiva, tanto para niños como para adultos, que os ayudará a crear un ambiente más propicio y a hacer aflorar emociones positivas reconfortantes.