Las ventajas de usar la tecnología en el aula


La tecnología ha entrado en nuestras vidas y lo ha hecho prácticamente en todos los ámbitos, también en el nuestro, el de la educación. En la última década, no han sido pocos los proyectos que se han puesto en marcha para integrar la tecnología en las aulas, con el objetivo de ofrecer nuevas e innovadoras herramientas para aprender. 

Nuestros alumnos y alumnas son nativos digitales. Han nacido con una pantalla bajo el brazo y lo cierto es que, en muchos casos, se hace imprescindible combatir algunos de los problemas que da el consumo – indiscriminado y excesivo – de tecnología a todas horas. 

Sin embargo, y más allá de esta circunstancia, que no debe ser tomada bajo ningún concepto a la ligera, está claro que aplicar la tecnología en las aulas puede mejorar considerablemente la capacidad de aprendizaje y la comunicación con los alumnos. 

Pero, veamos algunas de las grandes ventajas de usar la tecnología en el aula. ¿Cuáles son para ti sus poderosos efectos?

El poder de la comunicación

La tecnología nos conecta y nos permite llegar a los demás, aunque estemos lejos. Hemos tenido la ocasión de comprobarlo durante el confinamiento. Las videollamadas y los distintos recursos tecnológicos nos han permitido seguir con ciertos aprendizajes y, aún con las limitaciones de no poder socializar y seguir con las rutinas en el aula, alumnos y docentes han sido capaces de intercambiar contenido, explicaciones y mensajes, que en muchos casos han sido importantísimos para dar ánimo y aliento en los momentos más difíciles.

No estábamos preparados para hacerlo, pero hemos sabido conectar. A partir de ahora, los centros educativos deben plantearse el reto de ponerse las pilas de la educación a distancia, sobre todo mientras la COVID-19 siga formando parte de nuestra realidad, pero también con el objetivo de enriquecer y complementar determinadas rutinas y/o modelos educativos.

Aprendizaje autónomo

Una de las grandes ventajas que nos ofrecen las nuevas tecnologías tiene que ver con el aprendizaje autónomo. Y es que a través de las diferentes herramientas que tienen a su alcance, los alumnos pueden desarrollar la capacidad para relacionar conceptos, resolver problemas y reconocer nuevas necesidades y objetivos de aprendizaje.

La redes son una puerta abierta a la exploración, que debe gestionarse correctamente, sí, y en eso los docentes y las familias tenemos un papel determinante. Buscar información, saber seleccionarla y sacar conclusiones, reconocer logros y objetivos son solo algunas de las acciones que forman parte de esta estrategia de aprendizaje autorregulada y preparatoria para presente y futuro.

Capacidad crítica y organizativa

Y si hablamos de acceso a la información y de aprendizaje autónomo tenemos que hablar necesariamente de otra capacidad que las nuevas tecnologías pueden ayudar a desarrollar en los alumnos. La ingente cantidad de contenidos a los que tenemos acceso a través de las nuevas tecnologías exige de todos nosotros capacidad crítica y organizativa.

Y estas son cualidades muy necesarias en todos los ámbitos de la vida, personal y profesional. Conviene que como docentes sepamos conducir y gestionar la manera de usar estos recursos en los alumnos y llevemos a cabo experiencias y ejercicios como entrenamiento. Alertar y concienciar sobre los peligros existentes en este tipo de espacios es fundamental para que niños y jóvenes se conviertan, más adelante, en adultos críticos, conscientes y responsables, capaces de sacar todo el jugo que pueden sacar de este recurso universal que son las redes.  

Colaboración entre compañeros y docentes

El trabajo en grupo ha sido, toda la vida, una realidad un poco incómoda para muchos. Sin embargo, con los años y la experiencia nos hemos esforzado para que el trabajo sea cooperativo y los proyectos terminen saliendo adelante con la ayuda de todos. 

Las nuevas tecnologías son un recurso que fomenta, lejos de aislar, la colaboración entre compañeros alumnos y docentes. Ahora ya es posible trabajar, cada uno desde su mesa de estudio en casa, a través de videollamada o compartiendo y editando directamente los documentos, que luego se convertirán en el resultado final de cada proyecto. 

Mayor implicación con el aprendizaje

No hay que engañarse. Nuestros alumnos son, como decíamos, nativos digitales. Han nacido sabiendo toquetear las pantallas con más agilidad que nosotros. Y aunque conviene regular y racionalizar su uso, está claro que la tecnología les atrae. En nuestras manos está el saber aprovecharlo. 

Los recursos visuales son una herramienta poderosísima, que al igual que recursos como los cómics o los álbumes ilustrados, siempre han estado ahí para hacer más ricas nuestras explicaciones. Ahora ya no hace falta lidiar con una película en VHS: tenemos todos los recursos en línea y debemos ser capaces de sacarle todo el provecho. Nos basta una pantalla y la capacidad de seleccionar los contenidos adecuados, que se convertirán, probablemente, en una puerta abierta a nuevos aprendizajes que recordarán para siempre y en los que querrán profundizar. 

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