María Montessori fue una figura clave en la renovación pedagógica de la llamada «Escuela nueva» de principios del siglo XX, una corriente que tenía como objetivo romper con la filosofía educativa que se había aplicado hasta entonces. A parte de estudiar medicina, Montessori también se dedicó a la pedagogía, a la ciencia, a la psiquiatría y a la filosofía. Creó La case dei bambini para niños desfavorecidos y aplicó sus conocimientos científicos a la pedagogía. El método Montessori se basa en el respeto, la autonomía y la libertad del niño. A continuación, os ofrecemos cinco ideas clave.
- Un ambiente preparado. Un ambiente y un mobiliario bien adaptado pueden lograr parte del trabajo que hasta ahora correspondía al docente. Es necesario que las mesas, las sillas, los colgadores, los armarios y las diferentes herramientas estén adaptadas a los niños. Esto les permitirá disfrutar de un desarrollo más libre. Los espacios tienen que ser, además, libres y con armonía.
- Respeto hacia el niño. El método de María Montessori se basa en observar y seguir al niño, en lugar de intervenir. La mente del niño es absorbente, de manera que a parte de estar en continuo movimiento, la actividad psíquica tampoco no se detiene. Esta tiene que ser práctica y el niño tiene que contar con el espacio que necesita para moverse.
- El docente como guía. Los métodos de la escuela tradicional dejan de tener vigencia, de manera que el docente deja de ser el elemento central para pasar a centrar toda la atención en el alumno. El maestro tiene que ayudarlo a hacer su camino de manera espontanea, ofreciendo lecciones individuales, cortas y objetivas e iniciando a los alumnos en el uso de los objetos que hay en el ambiente. Además, los niños también serán capaces de aprender mediante la observación de aquello que hacen sus compañeros.
- Material autocorrectivo. Seguramente se trate de una de las partes más conocidas del método: el material. A través de éste, el niño desarrolla el carácter y la inteligencia, pero también adquiere las habilidades y aptitudes necesarias para conseguir aprendizajes más avanzados. Estos materiales pueden resultar útiles para la lectura y la escritura, pero también para los números o la aritmética.
- La independencia. “Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo del niño». Hay que ayudar al niño a hacer y a expresarse, pero no hacerlo en su lugar (solo cuando sea necesario). Sencillamente, es necesario que el adulto ayude al niño a hacerlo por si mismo, siempre que sea posible. La independencia es el paso previo indispensable para alcanzar la libertad.