En los últimos años hemos oído hablar mucho sobre educación emocional. Aparece, como concepto, en ámbitos como el de la educación, la ciencia, la empresa y en general, hace referencia a las relaciones humanas y a la salud emocional de los individuos. Según el profesor Rafael Bisquerra, catedrático de Orientación Psicopedagógica en la Universidad de Barcelona (UB), “la educación emocional es una innovación educativa que responde a necesidades sociales no atendidas en las materias académicas ordinarias”.
Para Rafael Bisquerra, experto en Inteligencia Emocional, el objetivo de la educación emocional es el desarrollo de las diferentes competencias emocionales: la consciencia emocional, la regulación emocional, la autogestión, la inteligencia interpersonal, las habilidades de la vida y el bienestar. En el aula, la práctica de la educación emocional se lleva a cabo a través de programas fundamentales en un marco teórico. Para todo esto, es necesario que los docentes estén bien preparados y formados y cuenten con materiales curriculares adecuados para trabajar todas estas competencias.
Educación emocional: un concepto complejo
El concepto de educación emocional no es fácil de definir. De hecho, hoy podemos encontrar una extensa bibliografía que hace referencia. Citaremos, pero, un concepto que nos parece clave: el desarrollo emocional. Desarrollar la capacidad del individuo para afrontar los retos de la vida cotidiana es uno de los principales objetivos de la educación emocional. Con todo, lo que tiene que pretender el docente especializado es aumentar el bienestar personal y social del alumno a través de un proceso continuo, que idealmente le deberá acompañar a lo largo de su vida educativa.
Un proceso vital, una herramienta de prevención
Como decíamos, la correcta aplicación de la educación emocional en el aula se tiene que llevar a cabo de la mano de expertos. Esta forma de prevención confluye con el resto de aspectos y contenidos curriculares sin interferencias, sino complementándose, con el objetivo de ofrecer al alumno diferentes recursos para hacer frente a los inevitables conflictos de la vida adulta. En este sentido, la educación emocional tiene un componente muy importante de prevención. En disponer de todas estas herramientas, niños y adolescentes contaran de bien pequeños con estrategias que les permitirán prevenir la falta de control emocional, evitar pensamientos autodestructivos y comportamientos inapropiados.
Lamentablemente, la falta de control puede llevar a los individuos en estado de violencia, angustia, depresión, estrés… La tarea de la educación emocional contribuirá muy positivamente en la prevención de todas estas consecuencias negativas.
Un objetivo: la competencia emocional
La competencia emocional se puede potenciar mediante el proceso educativo. Es necesario tener en cuenta, pero, que las experiencias vividas en el ámbito familiar y en la escuela son clave para determinarla. Tal como dice el profesor Bisquerra, “la educación emocional supone pasar de la educación afectiva a la educación del afecto”. A diferencia de como se había hecho hasta hace poco, los docentes tienen en sus manos la tarea y por qué no decirlo, el reto, de enseñar al alumno la naturaleza i la enorme complejidad de las emociones.
Si quieres saber más sobre la educación emocional, EducaciónDocente pone a tu disposición el curso Educación Emocional donde se trabajan las emociones dentro del aula, tanto con los más pequeños como con los adolescentes, ofreciendo una gran variedad de recursos. Además este curso está reconocido como formación permanente del profesorado por el Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya y es válido a nivel nacional como méritos para oposiciones.
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