Conductas agresivas. Cómo detectarlas y gestionarlas en el aula.

EducaciónDocente. Conductas agresivas

Las conductas agresivas en el aula acostumbran a ser la respuesta a un conflicto. Se pueden manifestar en forma de actos violentos o verbales y pueden derivar de problemas o dificultades evidentes para la relación social. Pero, ¿cómo se pueden detectar estas conductas en el aula? ¿Y cómo podemos gestionarlas?

Cuando hablamos de conductas agresivas nos referimos a cualquier manifestación que pueda producir algún daño a una persona o un objeto. No obstante, a banda de la agresividad física, también se pueden producir daños psíquicos. Como docentes hay que intervenir.

¿Qué entendemos por conductas agresivas?

Las conductas agresivas se materializan en la acción de producir daños, ya sean psíquicos o físicos, sobre las personas o las cosas. Normalmente, estos comportamientos en niños y adolescentes se manifiestan de manera directa a través de agresiones (patadas, empujones, gritos, mordiscos,…) o insultos. Lamentablemente, se trata de comportamientos relativamente comunes que hay que detectar y que como docentes necesitaremos gestionar. El hecho de que algunos alumnos tengan más o menos tendencia a la agresividad es la herencia recibida de su entorno familiar. Así, ya de bebé, el niño canalizará los impulsos de sus progenitores. Factores como el afecto o la protección son esenciales para la construcción de su personalidad. En cambio, de los conflictos y de la falta de atención se puede derivar sentimientos de frustración y conductas que a veces podremos calificar de agresivas.

La agresividad y la familia

Como decíamos, el patrón familiar vivencial del alumno es clave para su desarrollo. Aunque la escuela tiene un papel importantísimo en la educación del niño, la familia acontece siempre el modelo a seguir en cuanto a disciplina y comportamiento. Así pues, el modelo familiar de un padre, por ejemplo, que sea poco exigente, practique el castigo mediante la agresión física o la amenaza puede fomentar, sin duda, conductas agresivas en el niño. A todo esto hay que añadir las características de la relación entre los diferentes miembros de la familia, el entorno sociocultural en que se mueve y la falta de estrategia verbal que no le permitirá dialogar con los demás y resolver aquellos conflictos en que se puedan encontrar en su participación como individuo en la sociedad.

La gestión de la agresividad en el aula

conflicte - 139530617 [Convertido]Lo ideal, cuando un conflicto ha derivado en una conducta agresiva en el aula, hay que poner hilo en la aguja. Aunque es de los más necesario estudiar a fondo cada caso concreto, la reducción de conductas agresivas se puede llevar a cabo en el aula a través de una serie de estrategias para fomentar las habilidades sociales de todo el grupo. Y aquí tiene un papel fundamental la educación emocional. Reforzar la asertividad y trabajar el reconocimiento de los compañeros son las primeras vías para fomentar todas aquellas habilidades radicalmente opuestas a la violencia y a la agresión contra los demás. Puede resultar de gran utilidad practicar ejercicios de relajación y trabajar las habilidades cognitivas del alumno participando en debates donde haya que defender posturas totalmente opuestas a la suya o participar en situaciones simuladas que requieran razonamiento verbal para la resolución de conflictos.

 

Si quieres aprender más sobre este tema puedes realizar los cursos Gestión de las conductas agresivas en el aula, Educación Emocional y Desarrollar la competencia de aprender a aprender en el aula. Más información en www.educaciondocente.es.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *