Los alimentos de la dieta nos proporcionan energía y nutrientes que son necesarios tanto para cubrir los requerimientos del organismo necesarios para vivir como para crecer y desarrollarse de forma correcta. Así, los nutrientes contribuyen a mantener un buen estado de salud y bienestar. Por ello, una buena alimentación es clave para el desarrollo óptimo de los niños/as, tanto a nivel físico como neurológico.
La alimentación en la primera infancia y en edad escolar impacta directamente en el desarrollo del niño/a y en su futura salud. Es por ello que es prioritario que los niños y las niñas reciban una alimentación correcta ya que tanto la malnutrición, ya sea por sobrealimentación como por desnutrición, repercute en la salud de los niños/as a corto y largo plazo. En nuestro entorno, tenemos un problema de sobrealimentación y una sobre exposición de alimentos no adecuados para la salud de los niños y niñas, como los productos azucarados. Las encuestas alimentarias realizadas en nuestro entorno muestran que los niños/as realizan una ingesta muy baja de hortalizas, frutas, legumbres y cereales integrales, y en cambio tienen una ingesta elevada de carnes y derivados, productos ultraprocesados con un alto contenido en sal, grasas no saludables y azúcares añadidos (1).
Hay que tener en cuenta, que el acto de comer no es solo un proceso nutritivo, sino que también es un acto social y cultural y proporciona placer. Durante la etapa escolar, es cuando se empiezan a instaurar los hábitos alimentarios, ya sean buenos o malos, que perdurarán durante toda la vida. Por ello, la alimentación en la escuela y en los comedores escolares son una oportunidad más para educar buenos hábitos alimentarios e introducir una alimentación saludable en los alumnos/as.
Los grupos de alimentos en una dieta saludable
Una dieta saludable debe ser equilibrada y variada. En nuestro entorno un modelo de dieta saludable es la dieta mediterránea que se caracteriza por un consumo mayoritario de hortalizas, fruta de temporada, legumbres, frutos secos, cereales, tubérculos y aceite de oliva, un consumo moderado de lácteos, pescado y huevos y un menor consumo de carne.
Pero ¿cómo transformamos esta información en la comida del día a día?
La típica herramienta utilizada hasta ahora era la pirámide nutricional, donde los alimentos de mayor frecuencia se encuentran en la base de la pirámide y los que se deberían de comer con menor frecuencia se encuentran en la punta de la pirámide, y así se van distribuyendo todos los alimentos. Un ejemplo, es la pirámide de NAOS (Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y
Prevención de la Obesidad) del Ministerio de Sanidad y Consumo (2).
Figura de la pirámide:
Actualmente, una herramienta más útil para diseñar comidas saludables es seguir el modelo del plato de Harvard o plato saludable y es fácilmente aplicable en los comedores escolares. La comida es la comida central y suele ser la más importante en cantidad y variedad de alimentos. Una forma correcta de diseñar esta comida de forma equilibrada y adecuada es seguir este modelo.
El modelo de plato consiste en dividir el plato en 3 partes. La mitad del plato se debe llenar de vegetales que pueden ser crudos o cocidos, o de los dos tipos, y a más variedad mejor. Un cuarto del plato se debe de llenar con proteína saludable como pescado, carne (preferiblemente carne blanca y limitar carne roja y procesadas) o legumbres. El cuarto restante se debe llenar de féculas, cereales o granos integrales, como patata, arroz integral o pasta integral. Todo se debe aderezar con aceite de oliva virgen extra y si se quiere tomar postre la mejor opción es una pieza de fruta.
Este mismo modelo se puede aplicar en comedores que sigan la pauta de primer plato, segundo plato y postre. En este caso, el primer plato corresponde a la cantidad de vegetales del medio plato y el segundo sería la cantidad de proteína pertinente con su acompañamiento de féculas o cereales integrales.
Es importante tener en cuenta que las cantidades se deben adaptar a la edad del alumno y siempre respetar su sensación de hambre expresada, no se debe forzar a comer más de lo que el niño/a sienta.
Almuerzos y meriendas en las escuelas
El momento de los almuerzos y las meriendas que se realizan en las escuelas antes de iniciar las actividades extraescolares también son ventanas de oportunidad para mejorar los hábitos saludables de los alumnos. Desde las escuelas se puede fomentar el consumo de “snacks” saludables y evitar el consumo diario de bocadillos de embutidos o bollería. Algunas ideas de almuerzo y merienda saludables son la fruta, los frutos secos o la fruta seca, lácteos, bocadillos a base de vegetales o queso o un bizcocho o galletas caseras. En otra publicación entraremos más en detalle de las posibles estrategias se pueden realizar desde la escuela para fomentar meriendas y almuerzos más saludables.
Referencias
1. Agencia de Salud Pública de Cataluña. La Alimentación Saludable en la Etapa Escolar. (2020).
2. Ministerio de Sanidad y Consumo et al. Guía de comedores escolares. (2008).
Autora: Paola Quifer