¿Sabías que la psicomotricidad no siempre ha tenido la misma importancia dentro de los proyectos curriculares? No fue hasta bien avanzado el siglo XX cuando las diferentes corrientes de pensamiento incorporaron la psicomotricidad com parte fundamental para el desarrollo del individuo. A finales de los años 60, ya se hablaba de un claro paralelismo de las funciones motrices -del movimiento y de la acción- y el desarrollo de las funciones psíquicas.
A través de las actividades de psicomotricidad los niños adquieren nociones espaciales, de lateralidad, relativas al cuerpo, a los objectos y otras situaciones. Esta educación para el movimiento contribuye al dominio corporal y será el primer paso para el dominio del comportamiento.
Pero, ¿por qué es importante trabajar la psicomotricidad con los pequeños?
Nosotros destacaríamos los siguientes beneficios:
- En el ámbito cognitivo. Estimula la percepción y la discriminación de las cualidades de los objetos, así como sus usos, crea hábitos, mejora la memoria, la atención y la creatividad. También ofrece al niño las nociones espaciales (arriba-abajo, delante-detrás, cerca-lejos…) y refuerza el aprendizaje de los colores y las formas, así como la interacción de los objetos con los diferentes elementos del entorno.
- En el ámbito socioafectivo. También es muy beneficiosa, porque ayuda a los niños a descargar los impulsos y a equilibrarse en la parte afectiva. Por otro lado, colabora en la integración social y reafirma su autoestima, a conocer sus límites y capacidades.
- En el ámbito motor. Por último, tenemos que indicar que la psicomotricidad también es esencial para la consciencia corporal, la percepción del mismo cuerpo y el conocimiento del esquema corporal. Como no podía ser de otra manera, la psicomotricidad es vital para afirmar la lateralidad, el control postural, el equilibrio y la coordinación, así como la ubicación en tiempo y espacio.
¿Quieres compartir tus experiencias sobre la psicomotricidad? ¿Cuáles son vuestras rutinas en el aula?