Los espacios de lectura son lugares donde los niños pueden sumergirse en el maravilloso mundo de la ficción. Podemos crearlos tanto en el aula como en casa, siempre teniendo en cuenta tres premisas básicas: el espacio de lectura tiene que ser CÓMODO, ACCESIBLE y AGRADABLE. De esta manera conseguiremos fomentar el gusto por la lectura en los más pequeños y quién sabe, si nosotros mismos, volveremos a descubrir la pasión por leer en lugares más agradables.
Antes de confeccionar este espacio
Os recomendamos hablarlo con el niño o con el grupo, si queremos crear un espacio de lectura en el aula. Es básico para generar ilusión y expectativas alrededor de la adecuación del nuevo espacio. Hará falta que hablemos de cómo nos sentimos y cómo nos gusta sentirnos cuando leemos, de qué manera nos encontramos más cómodos, qué colores nos hacen sentir tranquilos, cómo lo hacemos en casa, etcétera.
Un espacio cómodo, accesible y agradable
Sea como sea, el entorno tiene que cumplir con estas tres premisas: ser cómodo, para que el tiempo de lectura sea placentero; accesible, para que el niño pueda escoger y moverse por el espacio sin problemas (cuente o no con el acompañamiento del adulto); y agradable, para que la lectura se desarrolle en un entorno acogedor. Si el niño se encuentra cómodo (si se cansa de estar sentado en la butaca, quizás pueda estirarse en el suelo en una alfombra o sobre cojines), pasará ratos largos disfrutando de la lectura.
Orden y concentración
Para que el niño esté concentrado en leer, hará falta que el espacio esté ordenado (podéis utilizar estanterías y diferentes recursos de mobiliario para que los libros estén ordenados) y velar para que cuando acaben, todos los elementos utilizados vuelvan a su sitio. De esta manera, conseguiremos que el espacio de lectura sea más agradable y fomentaremos la concentración de los pequeños. Además, tenéis que evitar mezclar conceptos, de manera que el espacio de lectura solo sirva para leer y no para escuchar música, jugar o ver la televisión.