Los museos tienen una función muy importante para la sociedad: guardar, conservar y exponer el arte, el conocimiento y la cultura. Cuando pensamos en un museo, solemos imaginar un espacio grande y lleno de cuadros o esculturas, pero… hoy estamos dispuestos a contarte 7 curiosidades sobre los museos que te dejarán boquiabierto.
El chocolate (ñam!) en un museo
Todos sabemos que lo que solemos encontrar en los museos son cuadros y esculturas. Pero, los museos pueden ser de muchas otras cosas, incluso de elementos comestibles. Existen numerosos museos del chocolate en muchas partes y en estos, además de conocer el proceso de la elaboración de esta delicia desde su origen, el cacao, también puedes olerla y evidentemente degustarla. Puedes visitar el Museo del Chocolate de Barcelona o dar una vuelta por Agramunt, donde también tienes un Museo del Turrón y el Chocolate.
Con lupa: microminiaturas
¿Qué te parecería ver piezas de arte, pero en miniatura? Cerca de casa encontrarás algunos ejemplos. En el museo de microminiaturas de Guadalest (Alicante) puedes encontrar Las Meninas de Velázquez pintadas en un grano de maíz, un autorretrato del mismo Velázquez pintado sobre una mosca o El juicio de Paris sobre un botón de nácar.
Un museo a cielo abierto
A veces no hay que encerrarse entre cuatro paredes para ver maravillas. De hecho, la naturaleza es todo un mundo para contemplar. Llegar en algunos de estos espacios naturales puede ser un poco complicado, pero es cierto que las vistas después valen la pena. Como por ejemplo la de El Bosque cortadas de El Bolsón, en la Patagonia, donde naturaleza y arte se dan la mano.
Los plátanos también tienen su museo
A la hora de pensar en museos no hay límites y menos si nos encontramos en Canarias. El Museo del Plátano se encuentra en la localidad de Tazacorte y allí se explica todo sobre esta fruta. Pero eso no te sorprenderá cuando sepas que existe el Museo del Ramen (la sopa de fideos) de Yokohama, el Museo de la Patata Frita de Brujas, el Museo del Helado de Bolonia, el Museo Nacional de la Mostaza de Middleton, el Museo del queso de Amsterdam o el Museo de la Pizza de Filadelfia. ¿Cuál de estos te gustaría más visitar?
Un museo para oler
Si algo consiguen los museos es deleitar nuestros sentidos. También el del olfato, porque existen museos dedicados al perfume. Sin ir más lejos, en Barcelona encontrarás uno. Aunque aquí no podrás oler mucho: en este museo privado exponen recipientes egipcios, griegos, etruscos, romanos, árabes y de otras culturas antiguas. En Andorra hay otro en el que podrás descubrir aromas de lo más curiosas. Y como no podía ser de otra manera, también encontrarás uno en París.
El pipí hecho arte
Te hemos hablado de museos curiosos, pero este seguramente debería llevarse el primer premio. Es el Museo del Orinal de Ciudad Rodrigo (Salamanca), donde se exponen 1.320 piezas de orinal, todas diferentes: de hombre, de mujer, de viaje, nuevos, usados … de diferentes épocas, desde el siglo XIII al XX. Y por si fuera poco, este mismo museo contiene una sección especial de escupideras. Más escatológico, imposible.
El arte del grafiti y la pintura mural
Ya hemos visto que también hay museos al aire libre. El pequeño pueblo de Penelles (Lleida) ha ganado un lugar en el mapa para contar con más de cien graffitis y pinturas murales en las paredes de sus casas. ¡Una delicia de museo pictórico al aire libre!